Hito contra el alzhéimer: un tratamiento elimina las ‘células zombi’ que inflaman el cerebro
Las células senescentes son aquellas que han comenzado a morir pero no desaparecen y agravan los procesos neurodegenerativos.
La enfermedad de Alzheimer, la principal causa de demencia en la tercera edad, es un trastorno neurodegenerativo complejo y multifactorial que desafía al tratamiento. Los avances más prometedores en la farmacología se han enfocado en la placa amiloide, la acumulación de fragmentos de proteína anómala que recubren las sinapsis de las neuronas y alteran la función del cerebro. Sin embargo, no es el único proceso implicado.
Uno de los fenómenos vinculados al envejecimiento y sus enfermedades relacionadas es el de la senescencia celular, y las conocidas popularmente como ‘células zombi‘. Consiste en un estado en el que no están ‘ni muertas ni vivas’: han dejado de reproducirse para generar el tejido del órgano del que forman parte pero no han realizado la apoptosis o muerte celular programada. Se han vuelto patológicas y segregan componentes químicos nocivos que inflaman el resto del organismo.
Los senolíticos, los medicamentos diseñados para destruir las células que han entrado en la senescencia sin dañar las demás, han demostrado efectos prometedores contra enfermedades ligadas a la inflamación y a la edad, del cáncer a los problemas arteriales. El alzhéimer, para el que la inflamación cerebral supone tanto un factor desencadenante como de agravamiento, también se beneficiaría de este tratamiento. Así lo afirman los resultados de un nuevo ensayo que se publican en Nature Medicine.
En 2018, el equipo de Miranda Orr, profesora asociada de gerontología y medicina geriátrica en la Escuela de Medicina de la Universidad Wake Forest de EEUU, detectó pruebas de la implicación de las células senescentes en el proceso del alzhéimer humano. Y en ratones modificados para sufrir un trastorno neurodegenerativo similar, se comprobó que estas ‘células zombi’ contribuían a la pérdida de neuronas, la inflamación del tejido cerebral y las faltas de memoria».
El tratamiento que diseñaron consistió en un medicamento senolítico, el dasatinib, que es particularmente efectivo para eliminar las células del cáncer, y un antioxidante y flavonoide de origen vegetal, la quercetina. «Nuestros estudios previos han demostrado que la combinación entre ambos alcanza a las células senescentes y les permite morir», explica Orr. «Sabemos que las erradicaron en los ratones con modelo de alzhéimer, y han demostrado ser seguros para ser usados en pacientes humanos».
Los investigadores reclutaron para el ensayo a cinco participantes de más de 65 años que presentaban síntomas tempranos de alzhéimer. Se les suministró dasatinib por vía oral más quercetina durante dos días consecutivos, seguidos de dos semanas sin medicación. Este ciclo se repitió seis veces, por un total de doce semanas. El primer objetivo era comprobar si la medicación había penetrado el sistema nervioso central, por lo que se extrajeron muestras de líquido cefalorraquídeo.
En cuatro de los cinco, se comprobó la presencia del dasatinib a nivel cefalorraquídeo, pero la quercetina no atravesó esa barrera. Los niveles de ambos fármacos, sin embargo, sí habían aumentado en el torrente sanguíneo. En ambos sistemas, los marcadores de la senescencia habían descendido al término de las doce semanas, y tanto las funciones cerebrales como la memoria y la retención de los pacientes no se había visto afectada. «Es un tratamiento factible, seguro y bien tolerado», subraya Orr.
Además, los investigadores encontraron evidencias de una reducción de la proteína amiloide acumulada en el cerebro y una menor inflamación vascular. Sin embargo, urgen a la cautela, ya que se probó en un grupo pequeño y los resultados no se contrastaron con otro grupo de control.»El envejecimiento es el principal factor de riesgo para el alzhéimer, y es importante explorar nuevos enfoques terapéuticos enfocados a los efectos negativos del envejecimiento biológico», valora en un comentario Howard Fillit, cofundador y jefe científico de la Fundación para la Investigación de Medicamentos para el Alzheimer (ADDF por sus siglas en inglés). «Es una enfermedad polifacética, tal y cómo el cáncer, y necesitaremos varias opciones de tratamientos combinados y personalizados que mejoren la vida de millones de pacientes».