Cómo saber si el agua de tu casa es adecuada para cocinar.
El hecho de que el agua sea potable no siempre garantiza que sea la mejor para cocinar o que tenga un buen sabor. Aunque no lo parezca, la calidad del agua es fundamental en la cocina, ya que puede ser el ingrediente secreto que determina el éxito o fracaso de un plato.
La misma receta de garbanzos tiernos que probaste en casa de una amiga en Madrid podría convertirse en una sopa insípida si la preparas con agua de diferente calidad, aunque sigas los mismos pasos al pie de la letra.
Agua potable y calidad del agua
Abrir el grifo y tener acceso a agua potable es un lujo que la mitad del mundo no puede permitirse. Sin embargo, el hecho de que el agua sea apta para el consumo no significa necesariamente que sea de alta calidad.
El agua apta para el consumo es aquella que cumple con las normativas de seguridad establecidas por organismos como la Organización Mundial de la Salud (OMS) o las autoridades locales. Este tipo de agua debe estar libre de patógenos, contaminantes químicos, y sedimentos que puedan afectar la salud. También es crucial que el pH esté dentro de un rango seguro, generalmente entre 6,5 y 8,5.
Un agua de calidad, además de ser potable, debe cumplir con ciertas características organolépticas, como ser cristalina y tener un sabor agradable y neutro. También es importante que su concentración de minerales esté equilibrada; por ejemplo, aunque el calcio y el magnesio son beneficiosos, un exceso de carbonato cálcico puede hacer que el agua sea «dura», lo cual puede afectar su calidad.
Dureza del agua y su impacto en la cocina
La dureza del agua se refiere a la cantidad de sales de calcio y magnesio disueltas en ella. Cuanto mayor sea la dureza, menos deseable es para ciertos usos en la cocina. La dureza se mide en mg/L de CaCO₃, y según su concentración, el agua se clasifica en:
- Blanda: 0-60 mg/L de CaCO₃
- Moderadamente dura: 61-120 mg/L de CaCO₃
- Dura: 121-180 mg/L de CaCO₃
- Muy dura: >180 mg/L de CaCO₃
Las aguas blandas no suelen causar problemas, y las moderadamente duras son aceptables para la mayoría de usos domésticos. Sin embargo, las aguas duras y muy duras pueden causar inconvenientes, especialmente en la cocina. Entre los problemas asociados a las aguas duras se incluyen:
- Depósitos de cal: La acumulación de cal en grifos, tuberías y electrodomésticos como hervidores de agua y cafeteras puede reducir su vida útil.
- Dificultad de limpieza: Las aguas duras hacen más difícil la limpieza debido a la aparición de manchas de cal y la menor capacidad para generar espuma al mezclarse con jabón.
- Impacto en la cocina: Cocinar con aguas duras puede prolongar el tiempo de cocción de alimentos como las legumbres y las patatas, debido a que los iones de calcio y magnesio interfieren en el ablandamiento de la pectina. También puede afectar la textura de arroces y pastas, y alterar el sabor de infusiones como el café o el té.
Cómo conocer la calidad del agua en tu hogar
Para saber exactamente la calidad del agua que llega a tu casa, lo ideal sería realizar un análisis en un laboratorio. Sin embargo, puedes obtener una aproximación bastante precisa consultando los análisis de agua de suministro disponibles públicamente. Estos datos se encuentran en la web del Sistema de Información Nacional de Aguas de Consumo (SINAC) del Ministerio de Sanidad.
En esta página, puedes seleccionar tu comunidad autónoma, provincia y municipio para consultar las características del agua. Una vez dentro, podrás acceder a detalles como el nivel de dureza del agua, así como descargar los últimos análisis completos, que incluyen parámetros físico-químicos, toxicológicos y bacteriológicos.
Con esta información, podrás determinar si el agua de tu hogar es adecuada para cocinar y tomar las medidas necesarias si no lo es.