El hotel ubicado en un monasterio del siglo XVII que produce su propio vino y sirve comida tradicional mallorquina.
A los pies de la majestuosa Sierra de Tramuntana, se esconde Son Brull, un símbolo de lujo, descanso y exquisita gastronomía.
En pleno agosto, el canto de las chicharras resuena en Mallorca, y su eco perdura incluso en septiembre. Su sonido envuelve el entorno, bajo el sol o la sombra de un pino, olivo o higuera, árboles que rodean la finca donde se levanta el Son Brull. Desde el amanecer, su melodía natural acompaña a los huéspedes.
Este antiguo monasterio jesuita del siglo XVIII, transformado en un hotel de lujo, es uno de los secretos mejor guardados de la isla. Se trata de una joya arquitectónica e histórica enclavada en la Sierra de Tramuntana, que hoy en día es sinónimo de hospitalidad de alto nivel y gastronomía de primer orden.
Este oasis de paz, cercano al pintoresco pueblo de Pollença y rodeado de viñedos y olivos centenarios, ha pasado de ser un lugar de retiro espiritual a un destino turístico exclusivo, sin perder su esencia.
La metamorfosis de Son Brull comenzó en 2003, cuando los hermanos Suau, mallorquines apasionados por su tierra, decidieron revitalizar este monasterio en ruinas y transformarlo en un hotel boutique de lujo. Desde entonces, la hospitalidad que brindaban los monjes a los viajeros continúa viva en cada rincón de este espacio.
Un refugio de serenidad y alta cocina
Son Brull es mucho más que un hotel: es un santuario de tranquilidad, donde cada detalle ha sido pensado para proporcionar una experiencia única de desconexión. Recientemente, la arquitecta Carme Pinós ha llevado este concepto aún más allá, con la creación de dos exclusivas villas construidas con la técnica tradicional de piedra seca, perfectamente integradas en el paisaje mediterráneo. Estas villas ofrecen total privacidad, con piscinas privadas y enormes ventanales que permiten disfrutar de la naturaleza sin renunciar a la comodidad.
Los interiores, tanto del hotel como de las villas, son un reflejo de la paz que se respira en Son Brull. Los tonos neutros, la madera y elementos artesanales se combinan con piezas contemporáneas, creando un ambiente acogedor y sofisticado. Las suites, con vistas al monte mediterráneo, cuentan con detalles únicos como bañeras de hidromasaje de Philippe Starck y equipos audiovisuales de Bang & Olufsen, que aportan un lujo discreto y refinado.
Alta gastronomía con esencia mallorquina
El compromiso de Son Brull con la tradición local va más allá de su arquitectura. Su restaurante 365, dirigido por el chef Andreu Segura, es un referente en la alta cocina mallorquina, utilizando ingredientes de proximidad y ecológicos, muchos de los cuales se cultivan en la propia finca.
El huerto, certificado por el Consell Balear de Producción Agrícola Ecológica, provee al restaurante de frutas y verduras frescas, garantizando una propuesta gastronómica basada en la sostenibilidad y el respeto por el medio ambiente. Además, en Son Brull se recolecta artesanalmente su propia miel dos veces al año.
El hotel también cuenta con su propio viñedo y un olivar de más de tres siglos, de donde se extrae un aceite de oliva virgen extra que es protagonista de muchos platos del restaurante 365.
Vinos: blanco (giro ros, prensal blanc, malvasía, moscatel, chardonnay)
Tinto (tempranillo, cabernet sauvignon, syrah, gorgollassa, callet)
La oferta culinaria se complementa con el U-BAR, un espacio dedicado a cócteles y tapas, donde los huéspedes pueden disfrutar de una fusión de sabores locales en un ambiente relajado.
Negroni (gin destilado en Son Brull, vermut Muntaner rojo, campari y naranjas deshidratadas de su finca)
Pulpo de roca, zanahoria, croqueta de coliflor trufada, croqueta de queso de cabra, trampó y queso
Mantequilla ahumada con olivo, romero y naranjo – coca mallorquina con toque dulce
Ca Na Xartell
La Serena
Almazara Solivellas / flor de sal d’Strenc / pan artesanal de la finca
Carpaccio de gamba y buñuelo con jugo de sus cabezas
Gnocchi de boniato con trufa de verano
Mero al estilo mallorquín
Frito mallorquín
Arroz brut con canela, clavo, nuez moscada y pimienta de Jamaica
Queso de cabra tierno, algarroba tierno y semicurado
Nutrir el cuerpo y el alma
Para quienes buscan una experiencia integral, Son Brull ofrece un abanico de actividades que permiten conectar con la naturaleza de la Sierra de Tramuntana y descubrir la esencia de Mallorca. Desde rutas en bicicleta y clases de yoga hasta paseos guiados y excursiones en helicóptero, este lujoso refugio garantiza una inmersión total en su entorno natural.
El spa del hotel es otro de sus puntos destacados. Con rituales inspirados en los frutos locales, como las naranjas y el aceite de oliva, el spa ofrece una experiencia sensorial que conecta profundamente a los visitantes con la tierra mallorquina.
Son Brull es más que un simple hotel, es un lugar donde el tiempo parece detenerse, ofreciendo una experiencia inolvidable de desconexión. Desde su origen como monasterio jesuita en el siglo XVIII hasta su conversión en un exclusivo hotel boutique, este enclave en la Sierra de Tramuntana sigue rindiendo homenaje a la paz, la naturaleza y la tradición de Mallorca.
Ya sea para disfrutar de la alta cocina, relajarse en el spa o simplemente contemplar las puestas de sol sobre la bahía de Pollença desde una de sus villas, Son Brull ofrece una experiencia única en la isla. Un santuario en el norte de Mallorca que invita a disfrutar de cada momento y redescubrir el verdadero lujo: la serenidad y la conexión con la naturaleza.