Fontaines D.C. arrasa en Madrid con su ‘Romance’: pura poesía punk.

La banda irlandesa Fontaines D.C., que ha revitalizado la escena indie-rock de las islas británicas, presentó en el Wizink Center de Madrid su cuarto álbum, Romance, consolidándose como una de las propuestas musicales más comentadas del año. Con el apoyo de un público entusiasta y una atmósfera cargada de energía, la banda dejó claro por qué su trabajo ha sido tan aclamado.

Desde el lanzamiento de Romance en agosto, producido por el renombrado James Ford (colaborador de Arctic Monkeys, Depeche Mode y Gorillaz), Fontaines D.C. ha fusionado géneros con su característico estilo. En sus canciones se perciben influencias que van del rock gótico de The Cure al britpop de Blur, con toques de grunge y hip-hop de los 90. Esta mezcla muestra la evolución de la banda, que no se conforma con el post-punk, sino que busca expandirse y, como han demostrado en el escenario, defender su propio sonido en directo.

Aunque no es su primera vez en España, esta fue su presentación más multitudinaria en Madrid, con un Wizink Center casi lleno. Teloneados por Wunderhorse, el quinteto formado por Grian Chatten (voz), Carlos O’Connell (guitarra), Conor Curley (guitarra), Conor Deegan III (bajo) y Tom Coll (batería), arrancó con la canción Romance, mientras un enorme globo en forma de corazón –imagen de la portada del disco– colgaba sobre el escenario, envolviendo al público en la estética gótica y romántica del álbum.

La puesta en escena también reflejó el cambio estilístico de la banda: atuendos en tonos verdes neón, cabello teñido y gafas raveras que, junto con sus camisetas vintage, evocaban un cruce entre el espíritu de los 90 y una visión futurista.

El repertorio, fiel a su gira europea, incluyó piezas destacadas de sus álbumes previos como Skinty Fia y A Hero’s Death, con temas como Jackie Down the Line, Roman Holiday y I Love You, que evidencian una evolución hacia un sonido más pulido, apoyado en sintetizadores. Aun así, su esencia cruda y lírica permanece intacta, con letras que siguen explorando la angustia y la alienación moderna.

Sin embargo, el público también esperaba escuchar aquellos éxitos de su debut en 2019, Dogrel, que los lanzaron al estrellato y los consolidaron como los “boys in the better land” con su estilo nihilista y evocador de la vida en Dublín.

Uno de los momentos más intensos del concierto fue cuando Chatten interpretó Starbuster, canción inspirada en un ataque de pánico del vocalista. Su entrega fue tan potente que resultó difícil discernir si estaba rapeando o recitando, llevando al público al límite entre el rock y la poesía.

La banda demostró en Madrid una ejecución impecable, signo de la experiencia adquirida al compartir giras con Arctic Monkeys. Como buenos irlandeses, también hicieron un guiño al público español con Carlos O’Connell interpretando algunas estrofas de Tesoros de Antonio Vega, en un homenaje a su herencia madrileña.

En una época en la que el indie-rock británico parecía estancado, el esfuerzo de bandas como Fontaines D.C. mantiene viva la esperanza de una nueva oleada creativa. Su audacia y frescura muestran que todavía hay espacio para innovar y para cautivar, tanto a las nuevas generaciones como a los seguidores de la música alternativa.