Un Caravaggio inédito revela en Roma los primeros pasos en el juego de luces y sombras del maestro barroco.

El Retrato de Maffeo Barberini, una obra que había permanecido oculta durante siglos en una colección privada, se presenta por primera vez al público en Roma. Esta pintura, fechada entre 1599 y 1603, es considerada por los expertos un hito en la carrera de Caravaggio, pues marca el inicio de su célebre técnica del claroscuro. Thomas Clement Salomon, director de las Gallerie Nazionali di Arte Antica, lo describe como un evento que ha conmovido profundamente a los estudiosos: “He visto a expertos llorando. Era un momento muy esperado”, afirmó.

El retrato, que muestra al joven Maffeo Barberini, futuro papa Urbano VIII, captura al sacerdote en sus treinta años, contemporáneo del pintor. Esta obra emerge con fuerza entre las sombras de una sala en el majestuoso Palacio Barberini, un edificio cargado de historia y arte, con contribuciones arquitectónicas de Bernini y Borromini. Aunque no está firmada (Caravaggio nunca firmaba sus obras), la autoría ha sido corroborada unánimemente por los expertos desde que el crítico Roberto Longhi la atribuyó en 1963.

El misterio detrás del cuadro

La pintura permaneció siglos en manos de la familia Barberini hasta que, alrededor de 1935, fue vendida en el mercado de anticuarios durante la dispersión de la colección familiar. Después de perderle la pista, resurgió en Roma en los años 60. A pesar de los numerosos intentos por exponerla, su propietario se había negado sistemáticamente. Según Salomon, la clave fue la perseverancia: “Creíamos que era el momento, y algo cambió”, comentó.

Este cuadro anticipa una gran exposición dedicada a Caravaggio que se inaugurará en marzo de 2025 en el mismo museo. Las pruebas diagnósticas realizadas recientemente han confirmado nuevamente la autoría, destacando detalles técnicos como la aplicación de biacca (un blanco de plomo) para intensificar las miradas, la colocación en diagonal de las figuras y el uso magistral del contraste entre luz y sombra.

El inicio del estilo inconfundible de Caravaggio

Para los organizadores de la muestra, el Retrato de Maffeo Barberini no solo es significativo por su rareza —Caravaggio pintó pocos retratos y muchos se han perdido—, sino porque simboliza el nacimiento de su estilo maduro. En esta obra se observa cómo comienza a explorar los intensos contrastes lumínicos que lo hicieron célebre, inaugurando una nueva era en el retrato barroco.

Salomon subraya que esta obra marca el fin del retrato manierista y el inicio de una representación más dinámica y emocional. La posición de las manos del modelo es particularmente reveladora: con la derecha apunta fuera del cuadro, mientras que con la izquierda sostiene una carta, como si interactuara con un interlocutor fuera de la escena.

Un legado excepcional y una vida controvertida

Caravaggio, conocido tanto por su genio como por su vida tumultuosa, revolucionó el arte de su tiempo. Este pintor, que debió huir de Roma tras cometer un homicidio, era famoso por su capacidad de desafiar las convenciones, incluso en los retratos. Según sus contemporáneos, su innovación consistía en capturar la esencia del modelo sin preocuparse demasiado por la semejanza literal, lo que le valió tanto elogios como críticas.

Obras como el Retrato de Alof de Wignacourt (Louvre) o el Retrato del caballero de Malta (Palazzo Pitti, Florencia) son algunas de las pocas piezas que sobreviven de este género. La destrucción del Retrato de Fillide Melandroni en Berlín durante la Segunda Guerra Mundial hace que cada hallazgo como este cobre un valor incalculable.

Un momento único en la historia del arte

El descubrimiento y exhibición del Retrato de Maffeo Barberini representa un hito tanto para la historia del arte como para los amantes de Caravaggio. Este cuadro no solo completa un vacío en la obra del pintor, sino que además permite explorar los primeros pasos de su genialidad, una visión que sigue fascinando más de cuatro siglos después.