Goya regresa a un palacio histórico en Aragón.

Las obras de Francisco de Goya han encontrado un nuevo hogar temporal en el Palacio de la Aljafería de Zaragoza, mientras el Museo de Zaragoza se somete a reformas. Durante dos años, esta exposición, titulada «Goya, del Museo al Palacio», ocupará siete salas de este emblemático palacio, el conjunto islámico más septentrional de Europa, ahora adaptado para ser un espacio expositivo. “Estamos en la parte cristiana del edificio”, destacó Marta Fernández, presidenta de las Cortes de Aragón, en la inauguración, señalando el Salón del Trono de los Reyes Católicos y su inscripción en latín, que alude al triunfo sobre antiguos enemigos.

El evento, inevitablemente, estuvo cargado de matices políticos. Mientras se presentaba la muestra, Vox —el partido de Fernández— anunciaba en Madrid su negativa a negociar presupuestos en comunidades donde tiene influencia si no se rechaza el reparto de migrantes impulsado por el Gobierno central. Sin embargo, el presidente aragonés, Jorge Azcón, prefirió centrarse en la importancia cultural del evento: “Esta exposición ayuda a saldar una deuda histórica de Aragón con Goya”, subrayó, alabando la iniciativa impulsada por Fernández y su equipo.

Un traslado cuidadosamente planeado

La idea de llevar las obras de Goya al Palacio de la Aljafería fue desarrollada por el equipo de Marta Fernández, liderado por la asesora cultural y actual jefa técnica de la muestra, Arancha Echeverría-Torres. Según Echeverría, la exposición requirió una cuidadosa adaptación de las salas para garantizar la conservación de las piezas, incluyendo mejoras en seguridad, temperatura y control ambiental.

La exposición ofrece un recorrido cronológico por las distintas etapas de la vida artística de Goya: desde sus primeros trabajos hasta su tiempo como retratista de la Corte, su estancia en Italia y sus obras religiosas. Entre las piezas expuestas destacan álbumes de estampas, grabados, lienzos, dibujos, esculturas, cartas y series icónicas como La Tauromaquia y Los Caprichos, todo ello en un edificio declarado Patrimonio de la Humanidad.

Un diálogo entre arte e historia

El Palacio de la Aljafería, conocido por su relevancia histórica en Aragón, se convierte ahora en un marco único para la obra de Goya. En este entorno, los visitantes pueden contemplar piezas como Los Desastres de la Guerra, Los Disparates, y retratos de figuras como Fernando VII, Carlos IV y María Luisa de Parma, estos últimos cedidos por el Museo del Prado. Además, instituciones como el Ministerio de Cultura, la Escuela de Artes de Zaragoza, y otras entidades locales, han contribuido con obras para esta muestra.

El arquitecto Jorge Ruiz Ampuero ha transformado el palacio en un espacio museístico, utilizando tonos azules y naranjas, inspirados en los suelos y techos mudéjares del edificio. Cada sala ha sido diseñada para ofrecer una experiencia inmersiva que combina el esplendor del arte de Goya con la majestuosidad del lugar.

Aspiraciones culturales y turísticas

Con esta exposición, el Palacio de la Aljafería busca superar su media anual de 300.000 visitantes y acercarse a la popularidad de otros destinos como la Basílica del Pilar. Según la crítica aragonesa Desirée Orús, el nuevo emplazamiento atraerá a más público que el Museo de Zaragoza. Pedro Olloqui, director general de Cultura del Gobierno aragonés, resalta que esta combinación única permite reivindicar las raíces aragonesas de Goya: “Recorrer este edificio junto a su obra es una experiencia extraordinaria”.

El busto de Goya, creado por Mariano Benlliure y replicado en los premios del cine español, da la bienvenida a los visitantes. Desde ese punto, la exposición sumerge a los asistentes en el genio disruptivo y reivindicativo de Goya, quien siempre luchó por plasmar sus inquietudes.

Esta muestra no solo resalta la riqueza artística del pintor de Fuendetodos, sino que también consolida a la Aljafería como un epicentro cultural donde pasado y presente se entrelazan.