La casa madrileña que viste a Hollywood.
En un polígono industrial de Algete, a media hora de Madrid, se encuentra una de las mayores joyas del vestuario cinematográfico: Peris Costumes. Entre pasillos interminables repletos de prendas que abarcan siglos de historia, conviven armaduras medievales, corsés victorianos y uniformes desgastados como los del equipo de rugby que inspiró La sociedad de la nieve. Este gigantesco archivo textil no solo alberga más de 10 millones de piezas en su sede madrileña, sino que se extiende a otros cinco millones en sus sedes repartidas por 22 países. Es el taller detrás del vestuario de superproducciones como Napoleón (2023), Gladiator II (2023), La casa del dragón (2022) y Los Bridgerton (2020), por mencionar solo algunas.
El corazón de la creatividad cinematográfica
En Peris Costumes, los diseñadores de vestuario llegan con ideas claras, buscando prendas que se ajusten a las necesidades de sus producciones. Figurinistas como Pepo Ruíz Dorado, quien ha colaborado en la serie Cristóbal Balenciaga (2024), destacan la capacidad del taller para combinar diseño, restauración y confección artesanal. “Aquí no solo encontramos lo que necesitamos; también diseñamos desde cero”, explica mientras trabaja en un espacio decorado con fotos y patrones de tela, envuelto en un acuerdo de confidencialidad.
Aunque la empresa suele encargarse principalmente del vestuario para extras, también ha creado trajes icónicos como los de la guardia de Desembarco del Rey en La casa del dragón o los uniformes de soldados en Napoleón. Este último proyecto requirió confeccionar 5.000 uniformes, un trabajo que, según la directora de comunicación Miriam Wais, implicó “cientos de horas de trabajo y miles de botones”.
La importancia de lo artesanal
Cuando un diseño requiere un traje único, el equipo de sastrería entra en acción. Javier Varas, jefe de sastrería masculina, lidera este proceso con un enfoque que combina precisión técnica y creatividad. “Mi trabajo es un 80% técnico y un 20% artístico”, señala. Desde que la serie Juego de Tronos marcó un antes y un después, la industria ha evolucionado hacia un estilo más fantasioso y menos estrictamente histórico, algo que también se refleja en producciones como Los Bridgerton.
La casa cuenta con un taller especializado en cuero y materiales sintéticos para crear piezas que parecen metálicas pero son ligeras y cómodas para los actores. Aquí, armaduras medievales y brazaletes de Vikingos comparten espacio con trajes futuristas de Kaos (2024). En este entorno artesanal trabajan mano a mano Estrella Caballero e Irene Aguado, quienes han desarrollado una relación de maestra y aprendiz. Caballero, por ejemplo, pasó de diseñar prótesis ortopédicas a convertirse en colaboradora de Ridley Scott tras vestir a 120 caballos en El reino de los cielos (2005).
Un legado que trasciende el tiempo
Fundada en 1856 como una sastrería artesanal en Valencia, Peris Costumes comenzó vistiendo a actores de teatro antes de trasladarse a Madrid. Su transformación definitiva llegó en 2012, cuando Javier Toledo adquirió la empresa, modernizándola y expandiéndola al sector audiovisual internacional. Hoy, solo en Madrid trabajan 70 personas, como María Ortega, experta en guiar a los productores entre los millones de prendas, o Eva Galvache, encargada de mantener el gigantesco archivo perfectamente organizado.
Un traje confeccionado a mano puede costar entre 2.000 y 3.000 euros, cifra que se eleva si se trata de piezas complejas como armaduras con cotas de malla unidas argolla por argolla. Pero en Peris, el valor va más allá del coste: cada prenda es testigo del arte y la pasión que hacen posible vestir sueños en la gran pantalla.
De esta forma, en un rincón de Madrid, se teje un puente entre la tradición artesanal y las historias épicas que cautivan al mundo, consolidando a Peris Costumes como una de las casas de vestuario más prestigiosas del planeta.