Elio Fiorucci, el ícono de la moda vanguardista que marcó una época.

Fue el rey de la irreverencia creativa durante los años 70 y 80, pero ahora su legado intenta revivir bajo una nueva dirección. Todo comienza con el sonido de un despertador, seguido del crujido de una radio cambiando de frecuencia, mientras la voz de una locutora anuncia el hallazgo de agua en Marte. Las luces se encienden, y aparece la primera modelo: despeinada, como recién levantada, luciendo un camisón blanco con dos querubines estampados y un bolso que imita una nube de azúcar. “Quería hablar del sueño, del despertar, y añadir un toque de ironía”, explica Francesca Murri, la directora creativa de Fiorucci.
El desfile de primavera-verano 2025 no fue un acto improvisado. Aunque no es la primera colección de esta nueva etapa, sí es la primera vez que la marca pisa una pasarela, marcando su regreso oficial al calendario de la Semana de la Moda de Milán. Cada detalle estaba cargado de intención, desde el espacio en la Trienal de Milán hasta los pendientes con forma de pecera. “Es un manifiesto”, afirma Murri. Las camisetas estampadas con el número 1967 homenajeaban el año de la apertura de la primera tienda. Los zapatos recuperaban los diseños de goma que un joven Manolo Blahnik creó en sus inicios. Incluso los labios de las modelos, decorados con corazones al estilo de la Reina de Corazones de Carroll, evocaban el espíritu juguetón y transgresor que definió a la marca en sus mejores años.
Un legado difícil de reanimar
El reto de devolver a la vida una firma tan cargada de historia no es menor. En palabras de Vivienne Westwood, Elio Fiorucci fue un mentor para toda una generación de creadores. Sin embargo, los intentos de resucitar marcas de moda icónicas no siempre prosperan. Casos como Vionnet, Rochas o Halston demuestran que caminar entre la fidelidad al legado y la adaptación a los tiempos modernos es un equilibrio complicado de alcanzar. “Traer de vuelta una marca dormida es como encontrar vida en Marte”, reflexiona Murri.
Elio Fiorucci falleció hace una década, pero su marca, que celebra 65 años desde su creación, sigue siendo un referente. En 2022, la firma pasó a manos de Dona Bertarelli, inversora suiza y heredera del emporio farmacéutico Serono. Antes de ella, la marca pasó por diferentes propietarios, como un productor japonés de denim y, posteriormente, Stephen y Janie Schaffer, conocidos como los “Bonnie y Clyde de la lencería”. Aunque lograron ciertos éxitos, como una tienda de tres pisos en Londres y colaboraciones con Georgia May Jagger, los resultados no fueron los esperados.
Un nuevo rumbo para Fiorucci
Alessandro Pisani, nuevo director ejecutivo, cree en un enfoque más profundo y menos superficial para relanzar la marca. “Queremos elevar Fiorucci a un nivel diferente”, asegura. El objetivo es posicionarse en el segmento de lujo accesible, evitando competir directamente con gigantes del mercado masivo o el lujo extremo. Entre sus planes están las colaboraciones interdisciplinarias, un mayor énfasis en el diseño y la producción en Italia. “Queremos mantener los principios de siempre, pero con una visión contemporánea”, comenta Murri.
Pisani y Murri entienden que Fiorucci no es solo moda; es una experiencia. En los años dorados de la marca, las tiendas no solo vendían ropa, sino que ofrecían un universo: perfumes, revistas, accesorios y hasta hamburguesas servidas en platos de diseño. En Nueva York, Andy Warhol presentó su revista Interview en una boutique Fiorucci, y Madonna debutó allí. Keith Haring pintó su fachada, y las fiestas eran legendarias.
El nuevo equipo busca replicar ese espíritu innovador. Han inaugurado un espacio cultural en Milán, provisionalmente llamado Casa Fiorucci, que será un centro para exposiciones, conciertos y eventos. “Queremos crear un sistema abierto, una red de colaboraciones que enriquezca nuestra narrativa”, explica Pisani.
Aunque replicar la revolución que lideró Elio en su momento parece imposible, Murri y Pisani están decididos a seguir su legado como plataforma cultural y social. “Fiorucci siempre debería sacarte una sonrisa”, concluye Pisani.