Misión en Nigeria: Salvaguardar al Pangolín.

Una organización local ha logrado rescatar a cerca de 100 pangolines del tráfico ilegal, comprometiéndose con su conservación y la educación sobre esta especie. Durante la pandemia de COVID-19 en 2020, un pangolín llamado Ivy estuvo a punto de ser vendido en un mercado de carne de animales silvestres en el estado de Ogun, al suroeste de Nigeria. Afortunadamente, fue salvado por el Grupo de Trabajo para la Conservación del Pangolín en Nigeria (PCWGN, por sus siglas en inglés), una ONG que lidera los esfuerzos para proteger a estos mamíferos en el país. Desde su fundación en febrero de 2016, esta organización ha rescatado a unos 100 pangolines que iban a ser traficados, a pesar de que en 2021 las escamas de estos animales fueron eliminadas de la lista de ingredientes autorizados en algunos países asiáticos.
El PCWGN reúne a zoólogos, veterinarios, biólogos de fauna silvestre y estudiantes universitarios, todos enfocados en crear un entorno donde estas especies en peligro puedan prosperar. Su trabajo incluye investigaciones y campañas de sensibilización sobre la importancia de preservar a los pangolines y los riesgos asociados al tráfico ilegal de fauna. Según Omotosho, uno de los miembros del grupo, “la pobreza extrema en las comunidades donde habitan los pangolines, sumada a la alta demanda de estos animales, representa un desafío importante”. Por ello, han lanzado una campaña para educar a la población y detener la caza furtiva y el comercio ilegal.
La organización, presidida por la profesora Olajumoke Morenikeji de la Universidad de Ibadán, trabaja en colaboración con cazadores, vendedores de carne silvestre y antiguos cazadores furtivos, quienes ayudan a localizar a los animales capturados. A cambio, se les ofrecen incentivos para abandonar estas prácticas ilícitas.
Tras rescatar a un pangolín, el equipo realiza un examen preliminar para evaluar su salud y determinar los cuidados necesarios. Luego, el animal pasa por una revisión médica completa y recibe tratamiento veterinario especializado. Una vez recuperado, el pangolín es liberado en áreas protegidas.
En palabras de la profesora Morenikeji: “Es nuestro deber preservar la biodiversidad. Es crucial que las organizaciones, el Gobierno y los ciudadanos trabajen juntos para crear un entorno seguro para los pangolines y combatir el tráfico ilegal de fauna. Estos animales no solo contribuyen a la salud del suelo y al control de insectos, sino que son esenciales para el equilibrio ecológico, a pesar de estar bajo constante amenaza debido a su alta demanda en Asia”. Actualmente, los pangolines son los mamíferos más traficados del mundo.
Una lucha constante contra el declive
Aunque la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas (CITES) prohibió en 2016 el comercio internacional de pangolines, estos siguen enfrentando un grave riesgo en Nigeria, uno de los principales puntos de tráfico. El Servicio de Aduanas de Nigeria (NCS) ha intensificado los esfuerzos para combatir esta problemática. En octubre de 2023, el país quemó escamas de pangolín valoradas en 1,4 millones de dólares, marcando un hito en su lucha contra el comercio ilegal. Esta acción fue impulsada por la insistencia del PCWGN, que envió numerosas solicitudes al Gobierno para tomar medidas más enérgicas.
Más recientemente, el 5 de diciembre de 2024, el NCS, con el apoyo de la Comisión de Justicia para la Vida Silvestre (WJC, por sus siglas en inglés), incautó 2.179 toneladas de escamas, equivalentes a aproximadamente 1.100 pangolines, y detuvo a un intermediario clave. Olivia Swaak-Goldman, directora ejecutiva del WJC, destacó que esta operación envía un mensaje contundente sobre el compromiso de Nigeria en la lucha contra el tráfico de especies.
El PCWGN también ha establecido un centro de investigación en la Universidad de Ibadán, donde lleva a cabo su labor de recuperación y conservación. Sin embargo, el grupo enfrenta limitaciones de recursos y necesita más apoyo administrativo. Según Omotosho, su objetivo es utilizar un terreno de 1,5 hectáreas dentro de la universidad para ampliar su trabajo y mejorar la protección de los pangolines.
“Debemos ir más allá de la legislación. Es necesario fomentar actividades de conservación y brindar apoyo a las comunidades para que las adopten de forma sostenible”, señala el científico Charles Egomor, experto en pangolines y graduado de la Universidad de Cambridge. Aunque Nigeria ha progresado en los últimos años, aún queda un largo camino por recorrer para proteger a estos animales y abordar los desafíos de la biodiversidad global.
El compromiso con la conservación no solo beneficia a los pangolines, sino que es un paso esencial hacia la protección del planeta para las generaciones futuras. Como concluye Omotosho: “Todos podemos desempeñar un papel en la preservación de la vida silvestre. Los pangolines, al igual que otros animales, merecen una oportunidad para vivir en paz”.