Compacta, suave y con un toque dulce: la alcachofa de Benicarló celebra su fiesta con sabor único.

La única alcachofa con Denominación de Origen Protegida en España se convierte en protagonista de las jornadas gastronómicas de este fin de semana en Benicarló, donde 28 restaurantes ofrecen pinchos elaborados con esta planta herbácea. Entre las creaciones destacadas, un donut y una bota de barro han sido los ganadores del certamen.
Con una forma achatada y compacta, un distintivo hoyuelo en su parte superior y un sabor suave, afrutado y dulce, la alcachofa de Benicarló se presenta como una joya de la gastronomía invernal. Este producto, de tonalidades verde claro con toques blanquecinos, es el único en España que cuenta con el reconocimiento de Denominación de Origen Protegida (DOP). Desde el pasado 26 de enero, bares y restaurantes locales ofrecen pinchos por 3,5 euros en honor a esta estrella culinaria, como parte de la Festa de la Carxofa, que celebra su 32ª edición. El evento incluye un mercado gastronómico, una feria de productos locales y múltiples actividades relacionadas con la alcachofa, cuyo nombre proviene del árabe al-kharshûf (vara de espinas) y cuya denominación científica, Cynara scolymus, remite a mitos griegos.
Un pueblo volcado en la fiesta
“Los fines de semana todo se llena, con visitantes de Valencia, Barcelona o Madrid. Es mejor venir entre semana”, comenta un residente mientras hace fila frente al restaurante San Rafael. En un frío miércoles de enero, este establecimiento, famoso en el pueblo, ganó el premio al mejor pincho tradicional con su creación “Botes de fang” (Botas de barro): una pataqueta rellena de paté de hígado de toro, rillette de alcachofa caramelizada, arroz socarrat inflado y un alioli de ajo asado, presentada sobre una bandeja en forma de bota.
Por otro lado, el restaurante Mar Blava by Vericat triunfó en la categoría de autor con su “Carxonut”, un plato que combina puré de alcachofa, crujientes de jamón ibérico, tempura japonesa, palomitas de cerdo ibérico y una miel elaborada con yema de huevo y kimchi. Su chef, Carlos Miralles Vericat, destaca la versatilidad de la alcachofa y su sabor equilibrado, ligeramente dulce y menos ácido que otras variedades.
Un producto único y con historia
La alcachofa de Benicarló, descendiente de la variedad blanca de Tudela, se introdujo a mediados del siglo XX cuando los cultivos locales pasaron de secano a regadío. Factores como la cercanía del mar, el clima templado y la dedicación de los agricultores han dado lugar a un producto de calidad excepcional. La DOP cubre alrededor de 330 hectáreas en cuatro municipios: Benicarló, Peñíscola, Càlig y Vinaròs, produciendo entre cinco y seis millones de kilos al año, aunque solo la mitad recibe la certificación oficial.
Para ser certificada, la alcachofa debe cumplir estrictos requisitos de tamaño, color y forma, destacando siempre su hoyuelo característico. Este control de calidad la posiciona como un producto exclusivo en España, mientras que otras variedades, como la blanca de Tudela, cuentan con una Indicación Geográfica Protegida (IGP).
Más allá de la cocina
La alcachofa no solo destaca por sus usos culinarios, que abarcan desde platos tradicionales hasta postres innovadores, sino también por sus propiedades saludables. Rica en calcio, potasio, hierro y vitaminas A, B1 y C, es baja en calorías, diurética y digestiva. Además, su alto contenido de antioxidantes la convierte en un ingrediente valorado en la industria cosmética para el cuidado de la piel y el cabello.
Con su rica tradición, versatilidad en la cocina y propiedades beneficiosas, la alcachofa de Benicarló continúa siendo un símbolo de excelencia y un pilar de la gastronomía española.