Las plataformas han vuelto a la escena de la moda con una fuerza arrolladora, consolidándose como el calzado estrella de la temporada. Este estilo, que combina estabilidad con un evidente desequilibrio, ha resurgido en desfiles de grandes firmas y en las calles, demostrando su poder cíclico en la industria.

El debut de Chemena Kamali para Chloé ya marcaba la pauta, con figuras como Sienna Miller y Liya Kebede luciendo imponentes cuñas de la marca. La sensual campaña de primavera-verano 2025 de la firma reforzó la tendencia al combinarlas con bañadores de una pieza. Mientras tanto, según Madé Lapuerta, analista de datos tras la cuenta «Data but make it fashion», la popularidad de las sandalias de cuña ha aumentado en un sorprendente 610%, lo que indica que este calzado dominará los próximos meses, para preocupación de podólogos y traumatólogos.

Diseñadores como Rick Owens, Alexander McQueen y Vivienne Westwood han abrazado la fantasía de las plataformas desmesuradas. Cabe recordar que los diseños de Westwood incluso hicieron tropezar a la icónica Naomi Campbell, quien afrontó la caída con humor. Sin embargo, este calzado no es una novedad: su historia se remonta a siglos atrás, desde su uso en Japón y Oriente Medio hasta la Grecia y Roma antiguas. En la Edad Media, las mujeres de la alta sociedad usaban bloques de madera para evitar mancharse con el barro, y en la Venecia del siglo XVI, los chapines, de hasta 50 centímetros de altura, servían para no ensuciar los vestidos y reflejaban el estatus social de quien los portaba.

Las plataformas reaparecieron en los años 30 con Salvatore Ferragamo y sus diseños de arco iris, y en los 40 continuaron su reinado. En los 70, con la fiebre del glam rock y el disco, resurgieron con más fuerza, permitiendo bailar toda la noche. Artistas como Elton John las llevaron al mainstream, convirtiéndolas en un símbolo de la época. A lo largo de la historia, su popularidad ha coincidido con periodos de crisis y cambios sociales, lo que ha llevado a historiadores de la moda a analizar su relación con tiempos de incertidumbre.

Más allá de su valor estético, las plataformas también han sido un símbolo de contracultura, adoptadas por tribus urbanas como góticos, cyberpunks y drags para desafiar lo establecido. A pesar de su fuerte presencia en movimientos feministas, también han estado ligadas a ambientes hipersexualizados, como los clubes de striptease. Miuccia Prada ha sabido jugar con estos contrastes, diseñando modelos que combinan sensualidad y sofisticación burguesa. Según la historiadora Elizabeth Semmelhack, las plataformas han sido menos apreciadas por la masculinidad normativa que los tacones altos, lo que ha llevado a diseñadores como Marc Jacobs y Thom Browne a incluirlas en sus colecciones con un enfoque no binario.

Este verano, las cuñas se alinean con el revival bohemio que rescata el ante marrón, las blusas de volantes y los vaqueros acampanados, tendencia impulsada por la actuación de Kendrick Lamar en la Super Bowl. Sin embargo, es probable que su auge se limite a versiones moderadas, como las zapatillas deportivas con suela de cuña y las alpargatas para bodas veraniegas. Semmelhack advierte que, aunque las plataformas han sido presentadas en numerosas ocasiones, no siempre logran consolidarse. Lo que promete viralidad fácil puede resultar efímero, un recordatorio para la industria de la moda y sus constantes giros inesperados.