Rafa Nadal y Carlos Alcaraz vencen a la pareja neerlandesa y mantienen su racha en dobles.

La pareja española logra una victoria contundente (6-4, 6-7, 10-2) frente al dúo de Países Bajos y avanza a los cuartos de final en París. Nadal y Alcaraz están a solo dos partidos de asegurar una medalla.

La historia de Nadal y Alcaraz continúa con nuevos capítulos por escribir. Al menos uno más, el de los cuartos de final, después de superar sin demasiados contratiempos (6-4, 6-7, 10-2) a la pareja neerlandesa compuesta por Griekspoor y Koolhof.

El estadio Suzanne Lenglen se vistió nuevamente con los colores españoles y mostró un gran respeto por el hijo prodigo. Es su casa, y esta vez Alcaraz, quien hace poco tiempo se convirtió en un héroe local tras ganar su primer Roland Garros, se une a la celebración. El murciano está viviendo su primera experiencia olímpica, aunque ya ha ganado el cariño de la afición parisina.

Juntos forman una de las imágenes más emblemáticas de los Juegos: el pasado, el presente y el futuro del tenis en un solo lado de la pista. Nadal rejuvenece al lado de Alcaraz, mientras que Alcaraz madura siguiendo los pasos de Nadal. La historia del tenis se sigue escribiendo y el balear lidera, mientras el murciano ejecuta.

Ambos jugadores detectaron las debilidades de Griekspoor, un gran tenista en individuales pero irregular en dobles. El neerlandés, que había perdido ante Carlos 24 horas antes en el individual, encontró en la red su principal obstáculo. Sus intentos de ataque no lograban superar la malla.

Nadal y Alcaraz aprovecharon esta debilidad, forzando errores en su adversario. El partido se desarrolló entre los gritos de «¡Vamos Rafa!» y «¡Vamos Carlos!». En su cuarto encuentro olímpico, Alcaraz superó los nervios que había mostrado en el primer partido.

Alcaraz no cedió su saque y comenzó con una derecha potente que resultó imparable para los neerlandeses, quienes no lograban anticipar la dirección del juego, especialmente Griekspoor, que estaba claramente afectado. Koolhof, exnúmero uno del mundo, intentaba contrarrestar las dudas de su compañero.

Alcaraz aportó potencia mientras Nadal ofrecía sutileza. A pesar de su derrota contra Djokovic, el balear se veía ágil en la cancha, mientras que el murciano demostró gran habilidad en la red. Ambos se mostraron muy sincronizados en su segundo partido olímpico juntos, a pesar del poco tiempo que han tenido para compenetrarse.

Contra los neerlandeses, jugaron como una verdadera pareja de dobles y no solo como dos jugadores individuales, aunque en ocasiones sus roles se desdibujaron. Nadal brilló al inicio, y Alcaraz tomó el protagonismo en el final del segundo set, que la pareja neerlandesa se llevó con un extra de energía. Todo se decidiría en el ‘super tie break’.

El murciano y el balear se complementaron para dar el último esfuerzo con un toque extra de valentía. Pronto se colocaron con ocho bolas de partido, y en la primera oportunidad cerraron el encuentro. Con gritos, abrazos y puños al cielo, celebraron su victoria en París. Han superado un desafío y se acercan cada vez más al podio.