Vitamina D, el ‘Nutriente’ que Absorbemos del Sol: Nuevos Niveles Óptimos Según la Ciencia.
Existe una clara relación entre la deficiencia de vitamina D y la mortalidad, aunque no se ha demostrado que la suplementación sea una solución efectiva.
Aunque la vitamina D se encuentra naturalmente en algunos alimentos, necesitamos obtenerla de otras fuentes para alcanzar los niveles óptimos que requiere nuestro organismo. De hecho, no es una vitamina en el sentido estricto, ya que podemos producirla tras una exposición adecuada al sol. Sin embargo, debido a los cambios estacionales y al poco tiempo que pasamos al aire libre, muchas veces solo alcanzamos las cantidades necesarias mediante alimentos fortificados o suplementos. Incluso en regiones soleadas como la cuenca mediterránea, más del 75% de la población tiene niveles bajos de vitamina D.
A pesar de estos datos, solo se prescribe suplementación a la mitad de los afectados, según nuestro estudio publicado en 2022. ¿Tiene sentido? Según las nuevas guías clínicas de la Endocrine Society, sí: ahora se recomienda dejar de medir y suplementar vitamina D en la población general.
El Papel de la Vitamina D No Está Claro
Sorprendentemente, la única evidencia concluyente sobre la vitamina D en humanos se refiere a la regulación de minerales y su impacto en la salud ósea. Los demás beneficios asociados a este compuesto provienen de estudios epidemiológicos y observacionales que relacionan su déficit con diversas enfermedades, incluyendo metabólicas, cardiovasculares, autoinmunes e infecciosas.
Existe una relación clara y fuerte entre los niveles de vitamina D y la mortalidad por todas las causas. Un gráfico en forma de “J” invertida muestra que niveles más altos de lo normal no afectan significativamente, mientras que niveles por debajo de 75 nmol/L (30 ng/ml) se asocian con un aumento de la mortalidad.
Sin embargo, múltiples ensayos clínicos no han demostrado que la suplementación para alcanzar niveles óptimos tenga un impacto en la salud cardiovascular, por ejemplo. Podría haber un error en la comprensión de cómo funciona esta vitamina, que tiene funciones hormonales. Algunos expertos sugieren que los resultados nulos en los ensayos podrían deberse a fallos en el diseño de la investigación.
Otra posible explicación es que la vitamina D actúe como un biomarcador que indica que algo no está bien. Mejorar sus niveles sin tratar la causa subyacente no resolvería el problema real. Por ejemplo, si la falta de exposición solar aumenta el riesgo de muerte, la suplementación solo mejoraría el marcador, no la causa.
Nuevas Directrices
En respuesta a la evidencia sobre la ineficacia de la suplementación con vitamina D, la Endocrine Society ha publicado nuevas guías clínicas para su registro y prescripción. Estas pautas recomiendan dejar de medir los niveles de vitamina D en la población general y retirar el umbral de los niveles mínimos (30 ng/ml o 75 nmol/L).
La Endocrine Society identifica solo a ciertos grupos de riesgo que deben recibir suplementación de vitamina D, basándose en evidencia suficiente de su efectividad:
- Menores de 1 a 18 años, para prevenir el raquitismo y reducir el riesgo de infecciones respiratorias.
- Mayores de 74 años, para disminuir el riesgo de mortalidad.
- Mujeres embarazadas, para reducir el riesgo de preeclampsia, muerte fetal, parto prematuro, bebés pequeños y mortalidad neonatal.
- Personas con prediabetes de alto riesgo, para prevenir la diabetes tipo 2.
También se sugiere la medición y suplementación en personas no embarazadas mayores de 50 años con síntomas específicos, como mujeres en menopausia con hipocalcemia.
Consideraciones Adicionales
Aunque la medición de los niveles de vitamina D no es costosa, podría ser útil como indicador de exposición solar. En cuanto a la suplementación, no se han detectado problemas significativos de seguridad y puede ser una manera efectiva de tratar la deficiencia en la población general.
En resumen, aunque la suplementación no es perjudicial, y podría ser beneficiosa a medida que se entienda mejor el papel de la vitamina D en el cuerpo, la Endocrine Society matiza que en la mayoría de las situaciones, la suplementación empírica es económica, factible y aceptable, sin efectos negativos en la equidad en salud.
Diana Díaz Rizzolo es Profesora de la Facultad de Ciencias de la Salud en la UOC y Investigadora Postdoctoral en la Columbia University (NY), UOC – Universitat Oberta de Catalunya.