¿Es seguro consumir fruta cortada y comprar comida en la playa? Los expertos responden.

La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición ofrece recomendaciones clave para quienes compran alimentos en la playa durante el verano. Con el calor de las últimas semanas, es común que muchos bañistas opten por comprar fruta fresca a vendedores ambulantes. Pero, ¿es realmente seguro consumir estos productos en la playa? Los expertos de la Agencia responden a esta inquietud y otras más.

Antes de abordar la seguridad de consumir fruta en la playa, los especialistas enfatizan que las normativas municipales varían según la zona. Cada ayuntamiento establece qué alimentos pueden venderse de manera ambulante, y en algunas playas está totalmente prohibido. En otras, solo se permite la venta de productos como bebidas envasadas y frutos secos.

Normas para vender alimentos en las playas

En las áreas donde la venta de alimentos es permitida, los vendedores deben cumplir con las normativas tanto españolas como europeas, que exigen mantener los alimentos a la temperatura adecuada y seguir estrictas pautas de higiene en su manipulación.

El cumplimiento de estos requisitos es crucial, ya que una manipulación inadecuada puede provocar la contaminación de los alimentos con bacterias peligrosas como Salmonella, Listeria y Escherichia coli. Si las temperaturas de refrigeración o conservación en caliente no se respetan, estas bacterias pueden multiplicarse a niveles peligrosos para la salud.

Aunque las frutas son sanas y generalmente seguras, no están exentas de riesgos. Por ejemplo, en 2014, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) descubrió que la bacteria Salmonella puede proliferar rápidamente en el melón cortado a temperatura ambiente sin mostrar signos visibles de deterioro.

¿Cuándo es seguro consumir frutas o pescado en la playa?

Según los expertos de la Aesan (Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición), los vendedores que ofrezcan frutas cortadas, peladas o zumos no pasteurizados deben haberlos preparado de forma higiénica y mantenerlos siempre a una temperatura igual o inferior a 4 ºC.

En el caso de productos frescos del mar, como los que se comercializan en algunas playas de Cádiz, estos deben mantenerse a una temperatura cercana a la del hielo. Si se utiliza hielo para su conservación, este debe distribuirse de manera uniforme y reponerse conforme se derrite, evitando que el pescado entre en contacto con el agua resultante. Por su parte, productos lácteos o embutidos deben conservarse conforme a las indicaciones del fabricante.

¿Y qué hay de las comidas preparadas en la playa?

Los productos de la pesca cocinados deben mantenerse a más de 63 grados si están calientes, o a menos de 4 ºC si están refrigerados. Esta misma regla aplica para otros platos preparados como hamburguesas, arroces o ensaladas. Lo ideal es que estos alimentos se preparen lo más cerca posible del momento de consumo, o bien se mantengan refrigerados o calientes de acuerdo con las normas de seguridad alimentaria.

¿Qué hacer en caso de intoxicación alimentaria?

Las intoxicaciones alimentarias son más comunes en verano debido a las altas temperaturas, lo que facilita la proliferación de patógenos en los alimentos. Desde 2021, los brotes de intoxicación alimentaria en España han aumentado de 400 a 600 al año.

Un estudio reciente señala que las hospitalizaciones relacionadas con intoxicaciones comunes como salmonelosis, diarreas o infecciones por Escherichia coli crecen un 12% por cada grado que la temperatura supera los 34 grados.

Para evitar estos problemas, es fundamental saber cómo manipular los alimentos correctamente en épocas de calor, evitando síntomas como vómitos, diarrea, fiebre o dolores abdominales. En casos graves, se recomienda acudir a un centro médico donde el tratamiento incluirá la reposición de líquidos o la prescripción de antibióticos, según la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición.