Ni Los Locos ni Liencres: esta es la playa cántabra favorita para bucear, rodeada por acantilados.

Surfistas y aficionados al buceo coinciden en destacar esta impresionante playa cántabra como uno de los paraísos más destacados de la región.

Cantabria, con su clima templado y agradable durante todo el año, se posiciona como un destino costero excepcional, ideal para disfrutar de sus playas en cualquier estación. Con una mezcla asombrosa de paisajes, desde montañas siempre verdes hasta majestuosas costas, esta pequeña región de España ofrece una experiencia inolvidable para quienes buscan un refugio de tranquilidad en plena naturaleza.

A lo largo de sus 285 kilómetros de costa, Cantabria cuenta con casi un centenar de playas, cada una con un encanto particular, desde paraísos para surfistas hasta rincones tranquilos para relajarse bajo el sol.

Entre ellas, la playa de Langre, situada en la costa de Trasmiera, cerca del pueblo del mismo nombre, es considerada por muchos como la joya escondida de Cantabria. Este arenal, rodeado de imponentes acantilados, ofrece un acceso singular a través de una escalera que desciende hacia este auténtico paraíso natural.

Se trata de una playa menos conocida y menos concurrida que otras más populares, pero que figura entre las más hermosas de España. Destaca especialmente por su forma de concha perfectamente delineada, tanto en el arenal como en los imponentes acantilados que la rodean.

El acceso a esta playa se realiza por una serie de escaleras que han existido desde hace décadas. Consta de 113 escalones que hay que descender, y luego ascender para salir de este rincón paradisíaco. Esta es una de las principales razones por las que sigue siendo una de las playas menos masificadas y más tranquilas de la región.

Cómo llegar a la playa de Langre

Para llegar a la playa de Langre, toma la carretera CA-440, que conecta la rotonda de Galizano con la rotonda principal de Somo, ambas situadas en la CA-141. Si vienes desde Somo o Loredo, pasarás por la iglesia de Latas, cruzarás el pueblo de Loredo y dejarás la urbanización de El Bosque a tu izquierda.

Siguiendo siempre a uno o dos kilómetros del mar, llegarás al pintoresco núcleo urbano de Langre, donde se encuentra la encantadora iglesia de San Félix. El entorno, libre de construcciones en altura, evoca paisajes que recuerdan a Irlanda o Escocia.

Continuando por la CA-440, a medio kilómetro de la playa de Langre, encontrarás una curva pronunciada que lleva hacia Galizano, pero deberás seguir recto. A unos 200 metros, la carretera se bifurca: si tomas a la izquierda, llegarás a un tramo más pequeño del arenal, mientras que si sigues a la derecha, te dirigirás a la impresionante playa de Langre, cada vez más reconocida por su belleza natural.

Un paraíso para surfistas y buceadores

Al aparcar y acercarte al acantilado, te recibirán unas vistas panorámicas impresionantes que muestran un paisaje de ensueño. Dominada por el Pico de Langre, la playa se divide en dos zonas, separadas por un pequeño tramo de arena que ofrece un ambiente íntimo para los visitantes nudistas.

Unas escaleras sirven como punto de acceso que conecta ambas áreas de la costa. El fuerte oleaje del Cantábrico golpea las rocas, creando olas perfectas para los surfistas que frecuentan la playa.

Además, los acantilados atraen a amantes del submarinismo, gracias a su fondo rocoso donde se pueden observar diversas especies marinas y vegetación submarina. Sin embargo, es importante tener en cuenta que, como en el resto de la Cornisa Cantábrica, la visibilidad puede ser más limitada en comparación con otros lugares de España.